BLOG DE JAIME ALBELDA
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domingo, 26 de febrero de 2012
EL MARQUES DE RUBI Y SU GESTION EN NUEVA ESPAÑA
Presidio el alamo, donde se rodo la palicula famosa. Estampa
La expedición del Marqués de Rubí
La misión de Marqués de Rubí.
Con fecha 7 de agosto de 1765, el Secretario de Indias dirigió una comunicación al marqués de Rubí en la que, en nombre del Rey, le ordenaba que pasara revista inmediatamente a todos los presidios de Nueva España; en la misma, debía reconocer su situación, revistar a las tropas que los guarnecían y examinar el reglamento de precios subsistente, para proponer finalmente cuanto estimara conveniente para su mejor gobierno y estado de defensa. A la vez, se ordenes al marqués de Cruillas que le entregase el reglamento antiguo y toda la documentación e información necesarias para el cumplimiento de la comisión de servicio encomendada, y que le proporcionase los auxilios convenientes, comunicándolo a Madrid, para rápido conocimiento del Rey.
Para dar cumplimiento a esta misión, el marqués de Rubí organizó una expedición, en la que integró al capitán ingeniero militar don Nicolas de Lafora, el mas antiguo de los siete ingenieros recién llegados a Nueva España y Al Subteniente Ingeniero D. Josep Urrutia (entre los que se encontraba el después famoso don Miguel Constanzó, entonces subteniente). Lafora fue un eficaz auxiliar de Rubí con su asesoramiento técnico y Urrutia lo fue con los mapas que fue levantando; es un hecho que Lafora entrega copia de los Mapas de Urrutia (Véase Biblioteca del Congreso).
La expedición salió de México el 12 de marzo de 1766, dirigiéndose por Zacatecas, a Durango, capital de Nueva Vizcaya, donde pasó revista a la escuadra de un cabo y diez soldados que daba el presidio del Pasaje para la seguridad de la ciudad. Desde allí, por el presidio de Huejoquilla, se dirigió a Chihuahua y, después, a La Junta de los Ríos, El Paso y Santa Fe. Desde allí regresó visitando sucesivamente los presidios de San Buenaventura y Janos, en Nueva Vizcaya, y los seis de Sonora. Desde Buenavista, cruzando por el valle de Basuchil, volvió a Nueva Vizcaya, y visitó los de Huejoquilla y Cerro Gordo. Desde allí pasó a revistar los presidios de Coahuila y Texas y las guarniciones de Nuevo León, desde donde regresó dando un rodeo por Nayarit. Llegó a México el 23 de enero de 1768. Su viaje de inspección había durado veintitrés meses y había visitado veintitrés establecimientos. No había podido pasar revista al de Julimes ni a los del Nuevo Santander, a donde fue, en su nombre, el teniente coronel Fernandez Palacios. No era esta la primera visita general de revista de los presidios, pues, ya en 1724-28, la había hecho don Pedro de Rivera, con el ingeniero don Francisco Alvarez Bareijo y dos amanuenses. De regreso en la capital del reino de Nueva España, el marqués de Rubí redactó un extenso informe, fechado en Tacubaya e ilustrado con el mapa levantado por Lafora, al que dio el siguiente titulo: Situación en que se hallan todas las Provincias del Reyno de Nueva España y provincias Fronterizas a la Gentilidad en las partes del Norte. Ventajas o Nulidades de los Presidios puestos en la Frontera de de las Provincias para contener las inmensas Naciones que las hostilizan, con detalle del numero de soldados que guarnecen los Presidios y del costo que tiene anualmente a S.M. En el mismo dictamina lo que considera ventajoso y desventajoso y propone modificaciones e incluso supresiones en la línea de presidios, con vista a conseguir la mayor eficacia frente a los ataques de los indios bárbaros a las provincias internas de Nueva España. Dicho informe puede resumirse en lo siguiente:
La provincia de Sonora, rica y fértil, es el actual Teatro de la Guerra con las Naciones Seris y Pimas sublevadas, que viviendo en su centro la aniquilan insensiblemente como Ladrones Caseros y con los apaches , que la hostilizan por la parte del Norte. Limita al oeste y norte con las Naciones Gentiles, Papagos y Pimas altos, que viven sobre el río Gila, casi en el desemboque de éste en el Colorado, y con los Apaches Gileqos, que están situados también sobre las orillas del consabido Río Gila, a la parte el este de la Papaguerma (zona de los papagos). Al este, limita con la provincia de Nueva Vizcaya, de la que la separa la Sierra Madre: Por el sur, con la de Ostimuri y por el poniente, con la costa del Seno de California, de que están apoderados los indios alzados, desde el Puerto de Guaymas hasta las inmediaciones de Caborca. Tiene seis presidios.
El presidio de Buenavista esta situado en una pequeña loma, sobre la orilla del rmo Yaqui. Su guarnición esta formada por una compañía (sic) de caballería, con cincuenta y una plazas (capitán, un teniente, un alférez, un sargento y cuarenta y siete soldados, con una dotación total de veinte mil seiscientos sesenta y cinco pesos anuales).
El de San Miguel de Horcasitas (capital de la provincia) esta guarnecido por una compañía, cuyo capitán es el gobernador, y tiene ademas un teniente, un alférez, un sargento y cuarenta y siete soldados, con una dotación total de veinticuatro mil sesenta y cinco pesos.
Sobre los dos presidios anteriores, dictamina que opuestos en el día a las incursiones de los Seris de Cerro Prieto, su existencia esta pendiente del éxito de la presente expedición y así en cuanto se consiga reducirlos, dichos presidios serán innecesarios y deben suprimirse.
El presidio de Santa Gertrudis del Altar esta a unas treinta leguas de la costa de la Mar del Sur: Se estableció para contener las hostilidades de los Papagos y Piatos, que habitan los rumbos Norte y Noroeste. Estaría mejor mas cerca de la costa, donde sin perjuicio del fin de su establecimiento, cortaría las comunicaciones de aquellos indios con los de Cerro Prieto...
El de San Ignacio de Tubac esta a menos de cuarenta leguas del de Altar. Lo guarnece una compañía de cincuenta y cinco plazas, incluidos los oficiales (capitán, teniente, alférez, sargento y cuarenta y siete soldados).
El de Terrenate (San Felipe de Jesús Guebavi) dista menos de cuarenta leguas del de Tubac. Lo guarnece una compañía de cincuenta y una plazas.
La provincia de Nueva Vizcaya ocupa una gran extensión. La capital, Durango, es la mayor ciudad de todas las situadas en las Provincias Internas, en una zona cuyo grado de poblamiento y desarrollo la diferencian notablemente de lo normal en dichas provincias. Su latitud esta comprendida entre los 23: y 33: y su longitud entre 255: y 275: al oeste del meridiano del Teide. Tiene enfrente, en territorios de Nuevo México y Texas, a los apaches, que realizan frecuentes incursiones hacia el sur, con mucha profundidad, recorriendo el desierto llamado Bolssn de Mapimm, desde el que pueden salir a dar sus golpes hasta cerca de Durango o Saltillo. Estos apaches son los de las parcialidades de los chiricaguas o gileqos, carlones, chilpacines, jicarillas, faraones, mezcaleros, natages y lipanes, de O. a E.
Los presidios en Nueva Vizcaya son los de Janos, San Buenaventura, Huejoquilla, El Pasaje, Cerro Gordo y la Junta de los Ríos.
El presidio de Janos esta ubicado a sesenta leguas al E. de Fronteras y lo guarnece una compañía compuesta por su capitán y cincuenta plazas mas, incluidos el teniente, el alférez y un sargento. Se estima que cubre una distancia demasiado grande, con accesos fáciles, muy difíciles de controlar. Su latitud es 35:18’N. y su longitud 258:24’O.
El presidio de San Buenaventura esta situado a los 30:16’N. y 299:55’O. Su situación en hondo es mala y no sirve bien en su ubicación actual, por lo que debe adelantarse.
El presidio de Huejoquilla se ubica a orillas del río Florido, a 27:57’N. y 261:30’O. Lo guarnece una compañía de cuarenta plazas, incluidos los mandos. Para mejor atender a su finalidad debe adelantarse.
El presidio del Pasaje se encuentra a cuarenta y cuatro leguas al norte de Durango, a 25:29’N. y 265:35’O. Queda muy retrasado (como consecuencia de haberse establecido para hacer frente a las incursiones de los apaches a través del Bolssn de Mapimm). Lo guarnece una compañía de treinta y seis plazas.
El presidio de Cerro Gordo, guarnecido por una compañía de cuarenta y una plazas, se encuentra a 33:06’N. y 261:40’O. Debe adelantarse.
El presidio de La Junta de los Ríos (Grande del Norte y Conchos) ha sido trasladado a Julimes. Al quedar abandonado, ha sido destruido por los apaches. Lo guarnece una compañía de cincuenta plazas, que esta en muy buenas relaciones con los indios natages, que habitan al otro lado del río Grande del Norte.
En la provincia de Nuevo México solo existen dos presidios ubicados en las dos poblaciones mas importante: Santa Fe y El Paso del Río Grande del Norte. Esta provincia, situada entre los 32: y 38:N. y entre los 258: y 264:O, tiene ochenta poblaciones.
El Paso del Norte, a 33:6’N. y 261:40:, es la mayor población de la provincia, pues pasa de cinco mil habitantes, con las misiones contiguas. Su guarnición es una compañía con cincuenta y seis plazas. Podría trasladarse a las inmediaciones de El Carrizal, en Nueva Vizcaya, muy débilmente defendido. El Paso, con población suficiente, podría defenderse con sus propias milicias, que no están organizadas solo por el problema de las discordias entre sus habitantes. Ello hace necesario que tenga un buen jefe.
Santa Fe, capital de la provincia, con activo comercio de vinos, tejidos, lana, aguardientes y frutas, se encuentra a 36:10’N. y 262:40’O. La existencia de su presidio es indispensable, pues su situación es muy ventajosa para acudir rápidamente a cualquier población amenazada. Su guarnición es una compañía de ochenta y una plazas.
La provincia de Coahuila, se encuentra entre los 26: y 32: N. y los 262: y 265: O. Esta constituida por un terreno montañoso, seco y escasamente poblado, con parte del desierto llamado Bolssn de Mapimm. Su unico interés radica en los yacimientos mineros, que determinan los núcleos de población. Su límite norte es el río Grande del Norte, en cuya orilla izquierda y sierras inmediatas se encuentran las rancherías de los apaches lipanes y natages, ahora en aparente paz. Solo tiene un presidio en La Monclova, su capital. Su guarnición esta constituida por una compañía de treinta y seis plazas, cuyo capitán es el gobernador de la provincia. Se encuentra a 27:36’N y 270:10’O. Podría colocarse junto al Río Grande, para guardar su paso y evitar las consecuencias de su abandono.
El presidio de Santa Rosa del Sacramento esta situado a menos de cuarenta leguas al noreste de La Monclova, a 28: 13’N. y 268:49’O. Es la mayor población de la provincia, frente a Villa Nueva de San Fernando, de poca población. Alejado y en paz ahora, pero sin seguridad, por las muchas avenidas de llegada y retirada de los apaches. La guarnicisn esta constituida por una compaqma de cincuenta y dos plazas, incluido un capellan.
El presidio de San Juan Bautista del Río Grande esta situado a cuarenta leguas al este de San Fernando, a 28:N y 272:5’O. Esta en buena situación y cubre las avenidas de los lipanes. Su guarnición es una compañía de treinta y tres plazas.
El presidio de San Saba, dependiente directamente del Virrey, se encuentra a orillas del río San Saba, a noventa leguas al noreste de San Fernando, a 31:38’N. y 273:28’O. Su situación y existencia no tienen ninguna utilidad y son causa de perjuicios, porque ssoo han servido para defender a los lipanes, enemigos nuestros que, unidos a los natages, penetran y atacan ranchos en las inmediaciones de San Fernando y en Coahuila.
La extensa provincia de Texas se extiende entre los 26: y 34:N. y entre los 275: y 286: O. En su territorio existen los presidios de San Antonio, La Bahía, Los Adaes y Orcoquizac.
La mayor población es la villa de San Antonio de Bixar, a 29:52’N y 275:57’O. Su presidio tiene una guarnición de solo veintitrés plazas, con un capellán, pero sin teniente ni alférez. Dicha guarnición debe aumentarse con la de los presidios suprimidos.
El presidio de la Bahía del Espíritu Santo tiene, como guarnición, una compañía de cincuenta plazas.
El presidio de Nuestra Señora de los Adaes esta guarnecido por una compañía de cincuenta y ocho plazas, mas dos misioneros capellanes. Su capitán es el gobernador de la provincia.
El presidio de Orcoquizac esta a 30:25’N y 285:52’O., a ciento veinte leguas al sur de Adaes. No tiene ninguna utilidad, por lo que debe suprimirse.
Como final de su extenso informe, el marqués de Rubí pone unas notas con sus observaciones y propuestas. De manera general considera que, para poder contar con una línea defensiva eficaz, es imprescindible superar el punto de vista localista en la ubicación de cada presidio, imponiendo una visión de conjunto en el establecimiento de una línea continua de presidios, desde la costa del golfo de California, en las proximidades del presidio de Altar, a 30: de latitud N., hasta la desembocadura del río Guadalupe, en la costa de Texas, también a los 30:N. Esta línea defensiva estaría formada solo por diecisiete presidios: Altar, Tucson, Terrenate y Fronteras, en Sonora; Janos, San Buena-ventura, El Carrizal, Huejoquilla, Julimes y Cerro Gordo, en Nueva Vizcaya; San Saba, Santa Rosa, La Monclova y San Juan Bautista, en Coahuila, y Bahía del Espíritu Santo, en Texas. Fuera de la línea fronteriza, propone mantener los presidios de San Miguel de Horcasitas y Buenavista, así como las dos compañías provinciales de Sonora; estos dos presidios se mantendrán solo hasta que se lleve a cabo la reducción de los seris de Cerro Prieto, causantes de tantos problemas en Sonora. A vanguardia de dicha línea, en Nuevo México, el presidio de Santa Fe sería la punta de lanza del dispositivo. Propone una organización uniforme de la frontera, variando lo necesario la ubicación de los presidios para que no queden a una distancia tan excesiva como la existente entre Fronteras, el mas al este de Sonora, y Janos, el mas al oeste de Nueva Vizcaya. Con ello se lograría que los presidios de Sonora quedasen a unas distancia entre si de unas cuarenta leguas. Se unificaran las plantillas de las compañías presidiales, que quedarían todas con un capitán, un teniente, un alférez y un sargento y cuarenta y seis entre cabos y soldados, mas diez indios exploradores, uno de los cuales sería su cabo. Cincuenta plazas que, sumadas las de los destacamentos, harían un total de novecientos cuarenta hombres, lo que supondría un total de dotaciones anuales de trescientos sesenta mil quinientos setenta y cinco pesos. En resumen, el marqués de Rubí propone la supresión de todos los presidios no incluidos en la línea de fronteras, con excepción de los de Nuevo México y de los dos presidios interiores de Sonora, esto solo mientras persistiera la amenaza de los seris de Cerro Prieto. Con la idea de la acción de conjunto de la línea de fronteras, propone la creación del cargo de Comandante de Campaña en Sonora, que tendría a sus órdenes los cuatro presidios de esta provincia; de otro similar en Nueva Vizcaya, y de un tercero en Coahuila y Texas. Los dos de Nuevo México continuarían a cargo de su gobernador, ya que estaban fuera de la citada línea de seguridad de la frontera. La propuesta del marqués de Rubí se extiende asimismo a todas las medidas a tomar en la reorganización de la defensa de la frontera, tales como armamento, uniformidad, construcciones, pago de haberes y detalle y contabilidad.
El informe del marqués de Rubí, desde el momento de su entrega, siguió su camino administrativo hasta surtir sus efectos muy eficazmente cuatro años después. Si actualmente los efectos prácticos de un estudio similar tardan años en llegar a la practica, con mas razón tenia que ocurrir lo mismo cuando las comunicaciones eran mucho mas lentas.
Y esta fue la misión que se le encomendó y que terminó en España con algunos disgustos con Nicolás Lafora, ya que este se limitó a copiar lo que Urrutia diseñó. De hecho al Capitán General de la época le solicitó protegiera a Urrutia, e informó al Secretario de Guerra, de lo bien que Urrutia le había Servido.
Más tarde Urrutia al llegar a México se queda a las ordenes del Virrey , realizandole las copias necesarias para él, y las que luego debía de llevar a España junto a algunas cartas (a saber de qué ) ; Al llegar a España, tras unas tareas en Nueva España; se quedó en la Corte de Madrid a realizar las copias de sus mapas , y que no terminó hasta llegar a Canarias.
Publicado por Rafael J. Gómez Morte
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